La rentabilidad de mi negocio

01/07/2019

Lic. Jessye Pedraja

Cada vez se promueve más en el país el espíritu de emprendimiento, lo cual tiene un sentido fundamental: crear más oportunidades de empleo, así como impulsar el crecimiento económico.

En este artículo le  ofreceremos algunas pistas para que el emprendedor pueda proyectar y mantener el negocio en el largo plazo y así, conformar un patrimonio que le permita garantizar una buena calidad de vida para él y su familia, pues, la gestión adecuada de los recursos de la empresa garantizará su presente y su futuro.

Por tanto, cuidar de la rentabilidad se convierte en un aspecto fundamental: se necesita tener claridad de cuánto está generando el negocio en términos de utilidad, lo que le permitirá visualizar si su empresa está en un buen momento para ejecutar nuevas inversiones, mejoras y proyectos.

¿Qué es la rentabilidad?

La rentabilidad es la capacidad que tiene algo para generar suficiente utilidad o ganancia. Una definición más precisa de la rentabilidad es un índice que mide la relación entre la utilidad o la ganancia obtenida y la inversión o los recursos que se utilizaron para conseguirla.

Una rentabilidad adecuada permite que las empresas entiendan y atiendan la forma en que crecen para mantener, consolidar o mejorar su posición competitiva dentro del giro en que se desenvuelven. Al respecto, varios estudios señalan que la rentabilidad de cualquier empresa depende en un 70% de su desempeño, mientras que el 30% restante obedece a los vaivenes del sector en el que está operando.

Algo que influye en la rentabilidad: Costeo y fijación del precio de venta.

Las empresas al iniciar actividades deben tener muy clara la importancia que se le debe dar el método de costeo que se va a utilizar, dependiendo del tipo de empresa, la proyección de ventas y el crecimiento. Existen muchos modelos que permiten costear, pero se debe tener muy claro que no es lo mismo cuando se tiene una producción continua, con unas máquinas a toda marcha, que cuando se produce bajo pedido. Lo mismo sucede con la fijación de precios, existen muchos modelos, pero todo depende de la actividad que desarrolla la empresa, los bienes producidos o los servicios prestados, el tamaño de la demanda y la competencia.

Para calcular de forma razonable el precio de un bien o servicio es indispensable identificar y conocer el comportamiento de cada uno de los costos involucrados en sus actividades.

Consejos a tener en cuenta.

Crecer es el sueño de muchos empresarios, ya que de esta forma mejoran sus ingresos y pueden invertir en tener un negocio más sólido. Sin embargo, es clave establecer una política para apalancar o impulsar ese crecimiento.

Algunos empresarios piensan que otorgar crédito a los clientes es la mejor manera de generar más ingresos, pero sin unos criterios de evaluación del cliente se corre el riesgo de incrementar las cuentas por cobrar y generar problemas de liquidez en la empresa.

Otro error común en los emprendimientos que están en fase inicial es no considerar un salario para el emprendedor o dueño de la empresa. No tener este elemento en cuenta resulta en una sobrestimación en la rentabilidad del negocio, porque para hallarla y que sea precisa, deben estar reflejados todos los costos de la empresa.

Si se identifican nuevos nichos que son más rentables y que hasta el momento habían sido ignorados, se torna necesario revisar la oferta actual. De los los productos o servicios que el negocio ofrece, ¿cuáles son los de mayor margen de rentabilidad? ¿Son adecuados para ese nuevo segmento de mercado en el que la empresa se va a concentrar? ¿Qué mejoras o adecuaciones necesitan? Durante este proceso quizás se descubra que es necesario abandonar el primer producto que se lanzó al mercado o al que le tienes más cariño. Deja los sentimentalismos de lado, sé estratégico y toma la decisión más conveniente para tu negocio.

Los “descuentazos”, las ofertas 2×1 y los productos gratis son más aconsejables para mercancías de consumo masivo que para aquellas de mayor valor y rentabilidad.

Así que trata de no entrar en este tipo de estrategias. En el caso de los servicios, se claro con tus clientes en cuanto a los alcances y los límites del desarrollo de un proyecto, asesoría o apoyo. Y es mejor que lo hagas a través de un contrato, en el que queden claramente establecidos los pagos extra para atender otros requerimientos. De lo contrario, los clientes difíciles se convertirán en una verdadera pesadilla y, al final, terminarán incrementando tus costos y complicando la operación.

Muchos asesores plantean los tres caminos habituales para mejorar la rentabilidad: controlar de manera estricta los gastos, mejorar los márgenes por producto y aumentar la frecuencia de las ventas.

Sin embargo, estas acciones olvidan las particularidades y minimizan el hecho de que cada empresa es un organismo único que genera valor de diversas formas.

Por eso resulta necesario aplicar la lógica inicial de utilizar los recursos locales, para solucionar necesidades locales, lo que permitirá entender la verdadera salud de la organización y velar por una correcta eficiencia financiera.

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