Todos tenemos sueños y deseamos que estos se hagan realidad, pero en el entorno del emprendimiento se hace necesario que quien se arriesgue a transitar el camino entre el sueño y esta realidad se prepare para ello. De esta forma se podrán disminuir las posibilidades de fracaso y las consecuencias que esto trae desde el punto de vista económico, personal y social. Se habla de la importancia de elaborar un plan de negocio, lo que lleva a recorrer un camino de aprendizaje que va desde la persona, porejemplo, cuando nos enfrentamos a la selección de personal, al estudio del mercado para conocer sus necesidades y preferencias, lo viable o no de nuestra idea en términos económicos y, por supuesto, aspectos que están relacionados con la necesidad que sienten nuestros clientes de ser atendidos de una manera particular o, más bien, personalizada.
Pues en este emprender surgen muchas interrogantes, una de ellas es:
¿Qué recursos maneja un directivo?
La respuesta puede ser tan rápida y concisa como: “los recursos que debe manejar un directivo son de tipo financiero, tecnológico, materiales y humanos”. Lo real es que hay uno que raras veces es considerado o mencionado más allá de que está todo el tiempo presente, se trata precisamente del recurso tiempo. Un recurso que, a diferencia de otros, no es almacenable, o sea, el tiempo de hoy no se puede guardar en gavetas, bolsas o cajas fuertes con el propósito de protegerlo o de utilizarlo mañana, ni tampoco es recuperable; el que se pierda hoy, no se recobra nunca, pues no existe manera de hacerlo.
Algo que puede parecer raro en un mundo lleno de inequidades es que se distribuye equitativamente, a todos nos corresponden 24 horas diarias, no importa quiénes seamos, de dónde vengamos o cuánto tengamos y, finalmente, no se puede acaparar; de nada vale tratar de retenerlo hoy, pensando que tal vez mañana pueda estar más escaso y entonces sea el momento en que se necesite. Transcurre inexorablemente, de ahí que estemos obligados a aprovecharlo a consumirlo, pues el que se escapa ya no está más.
Todo esto hace que tengamos que aprender hacer un adecuado uso de él, por supuesto, esto es parte de todo un aprendizaje que transita por nuestra capacidad para establecer el orden, ser capaz de planificar, tener sentido de la sobriedad, crear hábitos, determinar prioridades y tener juicio crítico de la realidad, entre otras habilidades.
Cuando somos capaces de hacer un uso adecuado, efectivo y racional del tiempo, este puede convertirse en un fuerte aliado, en un elemento de enriquecimiento personal, y brindarnos una real satisfacción al constatar lo que somos capaces de hacer o lograr en una unidad de tiempo prevista. Esta sensación de alcanzar nuestras metas u objetivos en tiempos planificados, el tener la sensación de aprovechamiento máximo, se traduce indiscutiblemente en retroalimentación positiva, en un elemento a reforzar en nuestras actuaciones y a su vez en fuente de motivación.
Todo lo contrario sucede cuando el uso de nuestro tiempo es incorrecto, entonces se percibe como un factor de riesgo o amenazante, que logra desencadenar en el sujeto fuertes tensiones y ansiedades frente a esa sensación de incumplimientos y frustración, constituyéndose en fuente de estrés que se traduce en quejas y malestares somáticos, trastornos emocionales y del comportamiento, en dificultades en el manejo de las relaciones interpersonales y el ajuste social.
La no planificación y control de nuestro tiempo nos presenta muchas veces como personas no confiables, irresponsables, no cumplidoras de sus compromisos, agotadas, tensas e inseguras, todos atributos que van en detrimento de nuestra imagen emprendedora y por ende del éxito de nuestra empresa.
La planeación es sin duda la clave para hacer más efectivo el tiempo que utilizamos y una buena inversión de este es ganancia segura, es disminuir el riesgo al fracaso y hacernos menos vulnerables.
Sería oportuno enumerar algunos de los beneficios que puede traernos una adecuada administración del tiempo para nuestro desempeño:
- Una determinación correcta y acertada de objetivos y prioridades
- Una distribución adecuada de la planificación de las tareas y compromisos
- Una precisión correcta de qué, a quién, cuándo y cómo delegar
- Una forma de combatir la dilatación excesiva de la toma de decisiones (la llamada parálisis por análisis)
- Una efectiva y eficiente preparación y realización de reuniones y deotras actividades altamente consumidoras de tiempo
- Una ágil y efectiva manipulación de la correspondencia y la documentación
- Manejo adecuado de las interrupciones (telefónicas, personales, urgencias)
- Identificación oportuna y la previsión de “ladrones de tiempo” tan frecuente en nuestros entornos laborales
- Utilización adecuada de la secretaria, el asistente o colaborador
- Lograr disponer de tiempo para "pensar y crear “
- Disponer de un espacio y un tiempo para compartir con sus familiares y amigos
- Tiempo para nuestro autocuidado y recreación
Si se analiza con detenimiento las bondades que ofrece una racional utilización del tiempo, entonces pondremos la mirada en él y entenderemos que incluir en la agenda el análisis de la utilización y distribución de tu tiempo es vital para el buen funcionamiento de la empresa y de la vida personal, pues nos hará más eficaces, efectivos y productivos.
Por todo esto hoy, a pesar de vivir en tiempos donde la tecnología de la información avanza de forma vertiginosa y facilita el trabajo de administración, sigue siendo un asunto en los cursos de dirección el recurso tiempo.