Finanzas empresariales. Fuentes de financiamiento de las empresas.

20/11/2023

Ing. Raúl Ernesto Rodríguez Doncel

Las decisiones financieras, como parte del sistema que es la empresa, deben contribuir eficazmente a maximizar su competitividad. Esta competitividad estará sujeta a particularidades de cada país y de cada sistema socioeconómico, pero no obstante a este criterio, este indicador también incluye un grupo de aspectos que siempre deben ser satisfechos, si la empresa aspira, como debe, a ser una organización de clase mundial.

Riesgo empresarial. Unidad entre rentabilidad y riesgo.

El tema del riesgo empresarial es uno de los más apasionantes de la ciencia financiera, no solo por la gran diversidad de factores que involucra, sino por las severas implicaciones que puede tener para los resultados económicos, la situación financiera y la propia supervivencia de cualquier empresa.

Toda empresa es una apuesta por el futuro que entraña determinado riesgo, pues los inversores renuncian a un consumo presente seguro, con la esperanza de alcanzar determinados resultados, razonablemente superiores, en el futuro. A medida que el riesgo de la empresa sea mayor, esa esperanza es más incierta y viceversa.

El riesgo es, en esencia, la combinación de dos grupos fundamentales de factores:

  1. Aquellos relacionados con las condiciones y la forma en que opera y es administrada la empresa (de ahí surge el concepto de riesgo comercial, también conocido como riesgo económico u operativo)
  2. Aquellos relacionados con las condiciones y la forma en que es financiada la empresa (los cuales generan el concepto de riesgo financiero)

El riesgo financiero está asociado principalmente a la estructura financiera que asuma la empresa, es decir, a la proporción en que combine los recursos propios y los ajenos (a corto y a largo plazo) dentro del total de fuentes de financiamiento que utiliza. En el riesgo financiero influye también la diversificación que tenga en cuanto a los proveedores de capital.

Estos factores pueden influir de manera decisiva sobre la estabilidad de la empresa y, por tanto, sobre los flujos de caja que esta genera. Lógicamente, los inversores casi siempre tienen aversión al riesgo, es decir, prefieren los ingresos seguros, los beneficios y dividendos estables a los muy fluctuantes; por eso, a medida que crece el riesgo de una empresa, exigen de ella una mayor rentabilidad, para compensar dicho riesgo. Este es un principio universal de la ciencia financiera: la unidad entre rentabilidad y riesgo. A medida que las expectativas de los flujos de caja que pueden generar una inversión sean más variables, más volátiles, mayor rentabilidad se exigirá de ella.

Un término muy importante que caracteriza tanto al riesgo financiero como el comercial es la diversificación, el cual es uno de los principios elementales de las ciencias económicas y financieras, precisamente para cubrirse de una gran parte de los riesgos.

Con este tema existe una idea fundamental: es necesario diversificarse en todos los sentidos que conciernen a las operaciones de una empresa, aunque aprovechando también en lo posible las importantes ventajas de la concentración y la especialización. Se trata, entonces, de encontrar un equilibrio entre dos tendencias opuestas, que no pueden llevarse al extremo.

Desde hace un tiempo, existe una teoría económica y financiera, una ley no escrita, que algunos llaman Ley del 25%, que es un llamado permanente a la diversificación, a no concentrar más de 25% de la actividad en un solo producto, mercado, financiador, proveedor, cliente,… Por ejemplo, ningún financiador pone más del 25% de su dinero en la misma empresa, ninguna empresa debe concentrar más del 25% de sus ventas en el mismo producto, mercado o cliente, ni de sus compras en el mismo proveedor ni de su dinero en el mismo banco. Por supuesto que esta cifra no es rígida y estará en la decisión de los propietarios y de las condiciones en las que opere la empresa, pero debe quedar claro que debe rondar en ese entorno.

Fuente de financiamiento de la empresa.

Se analizarán las fuentes de financiamiento de que puede disponer una empresa y algunas de las características que distinguen a unas de otras, mediante un ejemplo muy simplificado, pero que ayuda a entender las posibles alternativas de financiamiento.

Para este ejemplo tendremos en escena dos actores: un financista que llamaremos Liborio Inversor y una empresa típica, de riesgo medio, que toma decisiones acertadas que llamaremos Empresa Inteligente.

Suponga que Liborio Inversor dispone de $10 000 y está dispuesto a invertirlos de alguna manera; ¿Qué pudiera hacer con ellos? En principio, darle cuatro destinos diferentes a ese dinero:

  • Depositarlos en el BSS (Banco Serio y Seguro),
  • Prestarlo a la Empresa Inteligente para que se lo devuelva a corto plazo,
  • Prestarlo a la Empresa Inteligente para que se lo devuelva a mediano o largo plazo, o
  • Invertirlo en la empresa inteligente aportándolo como capital o patrimonio a dicha empresa.

Analicemos cada una de estas posibilidades:

En el primer caso, se trata evidentemente de una inversión muy segura y tranquila: se deposita el dinero sin necesidad de hacer nada más y, con casi total seguridad; una vez transcurrido el plazo escogido se extrae el dinero del BSS y además los intereses correspondientes al período en que ha estado depositado.

La segunda opción, ¿es más o menos arriesgada que la primera? Sin dudas, prestarle el dinero a la Empresa Inteligente, aunque sea por un periodo corto y esté legalmente obligada a devolverlo, representa un riesgo mayor que depositarlo en el BSS, porque, aunque la Empresa Inteligente tenga intención de reintegrarlo, puede serle imposible hacerlo si su gestión o resultados han sido inadecuados y no cuenta con el dinero necesario en el momento acordado.

Teniendo en cuenta que el riesgo es superior en el caso del préstamo a corto plazo, Liborio Inversor se decidirá a prestar solo si obtiene con ese préstamo una rentabilidad superior a la que obtendría, tranquilamente, depositando su dinero en el BSS y sentándose a esperar su devolución con los intereses que este le paga. Es decir, en las finanzas existe una ley que reza: en la misma medida que se eleva el riesgo de una inversión crecerá la rentabilidad exigida por el inversor para decidirse a hacerla.

La tercera posibilidad es aún más arriesgada. A medida que se alarga el plazo del préstamo, crece exponencialmente el número de variables internas y externas que pueden actuar sobre la Empresa Inteligente, y también su efecto, por lo que resulta mucho más difícil estar seguro de que, vencido el plazo convenido, estará en condiciones de devolver el financiamiento con los intereses correspondientes.

Por esta razón, para que Liborio Inversor prefiera prestar su dinero a esta empresa a mediano o largo plazo, en lugar de prestárselo a corto o depositarlo en el BSS, la Empresa Inteligente tendrá que ofrecerle una rentabilidad muy superior a la que ofrecería por el préstamo a corto plazo tanto más alta cuanto superior se considere el riesgo.

En el cuarto caso, la inversión tendría características muy diferentes a las anteriores, porque cuando se aporta dinero al patrimonio de una empresa y, por tanto, se participa en la propiedad de la misma, no se tiene el derecho a la devolución de lo aportado en una fecha futura (la empresa no está obligada a devolver en ningún momento ese dinero aportado), sino que se adquiere el derecho a recibir una parte de su utilidad neta en forma de dividendos, proporcionalmente a la participación que se tenga en un patrimonio. O sea, en la medida en que existan mayores utilidades netas, Liborio Inversor recibirá una retribución cada vez mayor a cambio del aporte que hizo al patrimonio de la Empresa Inteligente; pero de la misma forma, según esas utilidades sean menores recibirá cada vez menos, y si hay pérdidas no recibirá nada y perderá total o parcialmente lo que invirtió.

Vale aclarar que las utilidades netas de una empresa pueden tener tres destinos fundamentales:

  • distribuirlas como dividendos a los dueños,
  • distribuirla entre los trabajadores o
  • retenerlas como autofinanciamiento.

Cuando los propietarios de una empresa deciden retener una parte de sus utilidades, están reinvirtiéndolas, o sea, sacrifican sus dividendos actuales con la esperanza de obtener en el futuro ganancias apreciablemente superiores.

Estaremos de acuerdo en que esta alternativa de inversión será sin dudas la más arriesgada para Liborio Inversor (porque no tiene derecho a devolución y solo recibirá una determinada compensación por su aporte si se obtienen buenos resultados), por tanto, solo preferirá esta variante si, habiendo evaluado bien las perspectivas de la empresa donde va a poner su dinero, confía en recibir una rentabilidad muy superior (que cubra incluso el monto aportado) a la que obtendría en las alternativas anteriores, evidentemente mucho menos arriesgadas para él.

Ahora bien, pongámonos del lado de la Empresa Inteligente. De las tres posibilidades de financiamiento de las que podría disponer a partir del dinero de Liborio Inversor, ¿Cuál resulta para ella la de mayor riesgo? Habrá consenso en que es el préstamo a corto plazo, porque está obligada a devolverlo en un período de tiempo relativamente corto, y si sus operaciones no le salen tan bien como esperaba, de todas formas, tendrá que devolverlo en la fecha acordada, con los intereses correspondientes. Además, no estará nunca del todo segura de que cuando desee renovar esa fuente de financiamiento (obtener un nuevo préstamo similar para seguir respaldando los activos que financiaba con el préstamo anterior) pueda hacerlo en condiciones aceptables para ella, pues en la misma media en que se deteriore su situación financiera, los posibles prestamistas sentirán que arriesgan más su dinero al prestárselo y, si lo hacen, exigirán una rentabilidad muy superior.

Esta fuente de financiamiento, que es la más arriesgada para ella, es al mismo tiempo la que menos le cuesta, porque Liborio Inversor al considerar que en esta alternativa está arriesgando menos su dinero, le exigirá a la empresa una menor retribución.

El préstamo a largo plazo, por su parte, representa para la Empresa Inteligente un riesgo muy inferior al anterior, porque puede disponer de él durante un período mucho mayor y le permite utilizarlo en inversiones a más largo plazo e, incluso, rectificar posibles errores en su utilización o reponer de coyunturas desfavorables sin estar apremiada por su devolución inmediata. Esta posibilidad de financiamiento tendrá entonces para la Empresa Inteligente mucho menos riesgo que el préstamo a corto plazo, pero le costará mucho más cara, dado que el riesgo que no asume la empresa lo está asumiendo Liborio Inversor, por lo que exige una retribución superior.

Por último, financiarse con un aporte de Liborio Inversor a su patrimonio representa para la Empresa Inteligente la variante menos arriesgada, porque si los negocios salen mal no está obligada a pagar. Sin embargo, en la misma medida en que sus resultados sean superiores y obtenga mayores niveles de utilidad neta, tanto más tendrá que retribuirle a Liborio Inversor, quien precisamente con esa esperanza se ha decidido por invertir su dinero de esta manera. Por tanto, recibir aportes a su patrimonio, que generalmente representa para la Empresa Inteligente la variante de menor riesgo, es a la vez, la fuente de financiamiento más cara.

Obsérvese que al seleccionar sus fuentes de financiamiento la Empresa Inteligente se enfrenta a una disyuntiva importante ¿minimizar el riesgo o disminuir el costo del financiamiento? En esta como en casi todas las decisiones financieras (que se parecen mucho a las decisiones personales), está presente la permanente vinculación entre rentabilidad y riesgo; es decir, la contradicción ente seguridad y rentabilidad.

¿Cuáles son las fuentes fundamentales de financiamiento de una empresa?

  1. Pasivos espontáneos

Son los recursos ajenos que representan obligaciones a satisfacer a corto plazo, tales como cuentas por pagar, cobros anticipados, salarios y otros gastos acumulados pendientes de pago, aporte a la seguridad social, dividendos e impuestos por pagar.

Se identifican con el nombre de “espontáneos”, porque al estar estrechamente vinculados a las operaciones de la empresa tienden a variar en una proporción cercana a ala variaciones de las ventas y, a diferencia de las restantes fuentes de financiamiento, en la mayoría de los casos se dispone de ellos sin tener que pagar algo a cambio. Constituyen la fuente de financiamiento más barata, pero no se puede disponer de ellos a voluntad dado que dependen fundamentalmente del nivel de actividad de la empresa, de sus relaciones con los proveedores, coyunturas del entorno, regulaciones establecidas, entre otros factores.

 2. Préstamos a corto plazo

Constituyen recursos monetarios ajenos prestados por terceros (bancos, instituciones financieras, empresas, inversores privados) y que deben ser reintegrados a corto plazo (hasta un año, según se acuerde) con los intereses correspondientes. De los préstamos a corto plazo, una variante muy utilizada es la línea de crédito, que es una forma de financiamiento donde la entidad financiera pone a disposición de la empresa, por un periodo de tiempo definido, un fondo determinado y esta va tomando de ese fondo según lo necesite, pagando los intereses correspondientes a la cantidad que ha tomado. Si al final del período acordado, la empresa no ha utilizado todo el dinero puesto a su disposición, algunas veces se le exige pagar cierta compensación a la entidad financiera (lógicamente inferior a los intereses que paga por la parte utilizada) por el tiempo en que ese dinero ha estado ocioso a su disposición.

Esta variante de financiamiento a corto plazo es muy utilizada cuando la empresa no puede tener a priori una certeza de la cantidad exacta de dinero que necesitará, lo que ocurre sobre todo cuando el destino del préstamo es cubrir desfases financieros en las operaciones, cuyo monto exacto es impredecible, pues depende de los niveles de venta que en realidad se alcancen, la velocidad de cobro, los costos exactos en que se incurra…, todo esto es estimado porque no es posible preverlo con absoluta precisión.

             3. Otras fuentes de financiamiento a corto plazo

Dentro de las fuentes de financiamiento a corto plazo, y que a veces son desconocidas y poco utilizadas, vale mencionar las que se obtienen mediante la utilización de algunos componentes de los activos circulantes como garantía, particularmente las cuentas y efectos por cobrar, así como los inventarios:

           a) Cuentas y efectos por cobrar

Esta modalidad de fuente de financiamiento se puede presentar de dos formas. En un primer caso, la empresa recibe por adelantado de una entidad financiera el valor de sus cuentas o sus efectos por cobrar negociados con determinado descuento, pero si llegado el momento en que se deben ser saldados por el comprador, este no lo hace, el vendedor (que cedió sus derechos a la entidad financiera a cambio de un financiamiento adelantado) tiene la obligación de pagarlas, o sea, se traspasan a la entidad financiera los derechos de cobro, pero no el riesgo de impago.

En un segundo caso, cuando se venden las cuentas o los efectos por cobrar a una entidad financiera, ella asume el riesgo de impago, por lo que el vendedor queda liberado de la necesidad de evaluar el riesgo del cliente, la gestión de cobros y otras operaciones, que pasan a ser responsabilidad de la entidad financista; en compensación, el financista exige un importante descuento al valor de las cuentas por cobrar cuando las compra.

     b) Inventarios

Se entregan como garantía inventarios de materias primas o productos terminados, que sean de amplio consumo y, por tanto, de fácil venta. Se exigen como garantía inventarios cuyo valor al menos duplique el financiamiento otorgado, con el fin de desestimular el impago y para, en caso de que ocurra, recuperar fácilmente (vendiendo a bajos precios) el monto prestado y los intereses. Hay tres variantes fundamentales de utilización de los inventarios como garantías:

      i) Gravamen sobre el inventario

Otorga al prestamista derechos contra todos los inventarios del prestatario. Sin embargo, él no está obligado a conservarlos y es libre de seguir usándolos o vendiéndolos, lo que reduce la solidez de esta garantía. Se usa generalmente con empresas que mantienen una estabilidad em sus niveles de inventario.

     ii) Inventario en consignación

Se utiliza mucho cuando el financista es un vendedor mayorista que entrega a un minorista su mercancía para vender. Esta se paga cuando se vende con un margen de los ingresos para el vendedor minorista, además de un interés correspondiente al tiempo que estuvo la mercancía sin venderse.

  • Financiamiento contra congelación de inventarios

Se puede entregar físicamente el inventario comprometido a la custodia de un tercero hasta que venza el plazo de devolución del préstamo o mantenerlo separado en un área de los propios almacenes del prestatario, pero sin que este pueda disponer de él hasta que no haya liquidado la deuda, y es supervisado periódicamente por un tercero.

Estas formas de financiamiento a corto plazo, abren muchas posibilidades a las empresas para la solución de sus requerimientos corrientes de financiamiento, y muchas las aprovechan a un alto nivel. Como todas las decisiones financieras, entraña un costo y un riesgo, que cada empresa debe evaluar cuidadosamente, en función de sus intereses, resultados económicos y situación financiera.

   4. Deudas a largo plazo

Constituyen recursos ajenos prestados por terceros (bancos, instituciones financieras, empresas, clientes) que deben ser reintegradas a mediano o largo plazo (más de un año, según se acuerde) con los intereses correspondientes. La deuda a largo plazo puede obtenerse por medio de préstamos de determinadas personas naturales o jurídicas; también mediante la emisión de bonos u obligaciones que son ofrecidos por la empresa y adquiridos por los interesados en convertirse en acreedores de ella, lo que representa una deuda que debe devolverse en su momento con los intereses correspondientes. Como regla, las deudas a largo plazo devengan intereses superiores a los préstamos a corto plazo. Se dice, que, como regla, porque hay instituciones financieras que financian inversiones, generalmente de bien social y/o medioambiental, que brindan intereses similares a los préstamos a corto plazo, conocidas estas condiciones como “créditos blandos”.

          5. Aportes el patrimonio

Son los recursos financieros aportados a la empresa por sus propietarios y de los que la empresa dispone con carácter permanente.

         6. Autofinaciamiento

La empresa puede autofinanciarse de dos fuentes fundamentales: las utilidades netas reinvertidas por el propietario (no distribuidas como dividendos) y la depreciación.

Estas dos últimas fuentes de financiamiento, tratándose de recursos propios de la empresa (pertenecen a sus propietarios) constituyen fuentes permanentes, muy seguras y son las que generalmente le resultan más caras.

La autofinanciación, en tanto que acrecienta el patrimonio de la empresa, tiene para ella una ventaja adicional: incrementa la capacidad de endeudamiento. En la misma medida que crecen los recursos propios, baja la proporción de los recursos ajenos y, por tanto, si desea mantener su nivel de endeudamiento en una magnitud determinada, según incremente su patrimonio puede tener la posibilidad de acceder a recursos ajenos adicionales.

La depreciación como se conoce, se incluye contablemente en los costos, pero no representa una salida de efectivo que deba entregarse a alguien y, por ende, es dinero de que la empresa puede disponer.

Aquí se manifiesta otra de las apasionantes contradicciones de la ciencia financiera: ¿qué hacer con las utilidades?; ¿distribuirlas como dividendos para proporcionar satisfacción inmediata a los propietarios, distribuirlas entre los trabajadores para garantizar la satisfacción y el sentido de pertenencia a la empresa o retenerlas en la empresa como vía de autofinanciamiento para desarrollarla y garantizar una mayor satisfacción futura a los propietarios y trabajadores? En esta esta decisión, una vez más se materializa la permanente unidad entre rentabilidad y riesgo, pues si bien los dividendos o aportes extraídos brindan satisfacción inmediata, lo que es muy importante y necesario, en la misma medida que se incrementa la proporción de las utilidades que es distribuida o aportada se limita la autofinanciación y se perjudica el futuro de la empresa.

La solución a estas preguntas dependerá de si los propietarios de la empresa apuestan por el presente o por el futuro o por ambos. Vale la pena insistir en que: los dividendos o aportes que obtienen los propietarios representan una salida de efectivo para la empresa y, por tanto, no pueden crecer indiscriminadamente. Luego, convertir esta práctica en una constante en la empresa, sin garantizar un nivel mínimo de reinversión de utilidades para asegurar el financiamiento que requiere la empresa, equivale a liquidarla poco a poco, al ponerla en abierta desventaja con sus competidores.

Conclusiones

A los fondos generados por una empresa en sus operaciones es necesario buscarles un equilibrio adecuado entre:

  • La reinversión de utilidades para garantizar su desarrollo sistemático y el mantenimiento de la competitividad.
  • El aseguramiento al propietario de niveles de rendimiento adecuados, suficientes al menos para cubrir los costos de su capital, y
  • La necesaria estimulación a los trabajadores.

En cualquier sentido que se pierda este equilibrio es perjudicial a largo plazo. En la mayoría de las empresas se rompe en contra de ella, muchas veces a favor del propietario y en algunos casos (con en las cooperativas) inclinándose hacia los trabajadores, favoreciéndolos en el corto plazo, pero perjudicándolos a la larga.

Toda empresa debe tratar de incrementar permanentemente la rentabilidad del patrimonio o capital (la utilidad neta obtenida por cada unidad monetaria que el propietario tiene invertida en la empresa) a niveles suficientemente altos para compensar con creces el riesgo que el inversor esta corriendo al aportar dinero a su patrimonio, o sea, asegurándole una rentabilidad superior a la que obtendría en otras empresas de similar riesgo.

No obstante, a las empresas no les es conveniente maximizar permanentemente la distribución de dividendos (la parte de la utilidad neta que es aportada a los propietarios), porque esto afecta, como se ha repetido, la magnitud del financiamiento de que puede disponer para mantenerse competitiva. Le conviene mejor estimular la reinversión de utilidades, que siguen formando parte del patrimonio de los propietarios, pero que no representan una salida de efectivo que la debilite financieramente.

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