La Bombilla, un negocio que brilla con luz propia

24/07/2020

Lic. Gabriela Bernal Mendoza

Celebración del 1er anivesario de La Bombilla en cuarentena

Desde hace algunos años, con la apertura del sector privado, varios han sido los emprendedores que han optado por el modelo de negocio de tiendas. Seguramente puede pensar en varios de esos emprendimientos. Ahora, una tienda que opte por el cuidado del medio ambiente, por reutilizar un objeto ya en el final de su vida útil, generar empleos y, sobre todo, apostar por el desarrollo de la comunidad y satisfacer necesidades de sus habitantes, no es un negocio cualquiera.

Detrás de un buen negocio debe haber buenos emprendedores y tal es el caso de la protagonista de esta entrevista. El empeño y el esfuerzo por salir adelante y hacer crecer un negocio, muestran hoy, en medio de la situación provocada por la pandemia, que de las crisis pueden salir buenos resultados. Y así lo demuestran, a poco más de un año de hacer realidad una idea, La Bombilla y sus fundadores.

1. ¿Cómo nace La Bombilla y qué los motivó a crear este proyecto?

Fue un sueño compartido entre tres amigos que, en una tarde de tertulias, de esas en las que se juega a arreglar el mundo, ensordecidos por la algarabía de los niños y en el medio de un fuego cruzado de bloques y pelotas que salían como proyectiles hacia cualquier dirección, comenzamos a hacernos preguntas del tipo: ¿qué tal si comenzamos un negocio? Fue una interrogante que desde hacía tiempo estábamos necesitando y llegó en un momento crucial, en el que la tierra era más fértil y podía dar sus mejores frutos. Si hubiera ocurrido tres meses antes o tres después no hubiera tenido igual acogida…

Así comenzamos la aventura… A la pregunta inicial siguieron otras: ¿qué podemos hacer? ¿qué nos gusta? ¿en qué somos buenos? Ya seguíamos -por afición personal- muchos sitios en Internet relacionados con tendencias contemporáneas de decoración, la mayor parte de ellas centradas en la reutilización de materiales. Muchas de estas páginas ofrecían tips y pasos a pasos para crear espacios y objetos funcionales, modernos, pero con pocos recursos. Eran cosas que nos encantaba tener en casa, pero que no sabíamos dónde comprarlas. Y pensamos que quizás otras personas compartían nuestra necesidad, pues, si bien en otras partes del mundo era una estética bastante extendida, y las propias personas fabricaban sus muebles en casa a partir del reciclaje de pallets, en Cuba aún era un movimiento incipiente que empezaba a conocerse gracias a los negocios -sobre todo bares y restaurantes- que recién los incorporaban a sus ambientes.

Entonces surgió la idea de abrir una tienda donde comercializar muebles de pequeño formato realizados con madera reciclada, en la que, además, estos convivieran con otros objetos, utilitarios o decorativos, pero todos artesanales y hechos en Cuba. Todo sucedió muy rápido. Dos meses después de aquella pregunta inicial, ya La Bombilla era una realidad.

 

2. Muchos emprendedores buscan lugares céntricos para que sus negocios tengan presencia física, ¿qué los motivó a quedarse lejos de esos lugares donde, tal vez, pudieran contar con más clientes?

Inicialmente quisimos estar en el Vedado. Creo que es el primer impulso de una buena parte de los emprendedores. El Vedado es un lugar excepcional para el mercado nacional, para el cual siempre tuvimos claro que queríamos trabajar. Recorrimos 23 de arriba hacia abajo, estuvimos en las inmediaciones del preuniversitario Saúl Delgado, por la calle 17, 15, Línea, 26… Fueron días intensos en los cuales no se hablaba de otra cosa en la casa. Donde quiera que veíamos un lugar con potencialidades nos bajábamos del carro, tocábamos la puerta y dábamos nuestro discurso. Pero parece que aquel discurso no era aún muy convincente y recibimos muchos no… Y fue así como comenzamos a dar más valor a lo que ya teníamos: una casa en el corazón de La Víbora, en una arteria medianamente transitada del barrio, con una notaría, una farmacia y un Tribunal Supremo como vecinos más cercanos; un barrio que conocíamos de memoria, donde ya se habían arraigado varios negocios que estaban floreciendo y donde podíamos encontrar a ese cliente ideal para el cual soñábamos trabajar.

 

3. ¿Cómo ha sido la acogida de La Bombilla y qué ha significado para ustedes apostar por el desarrollo de la comunidad donde viven?

Una vez que tomamos la decisión de emprender en La Víbora, comenzamos a vislumbrar todas las posibles ventajas que esta opción podía traernos: clientes agradecidos por poder acceder a una oferta hasta entonces inexistente o escasa en la comunidad; ante nosotros se abría la posibilidad de generar empleos locales, tanto para personas vinculadas directamente a la tienda, como para otras que comenzaron a ofrecer sus productos en calidad de proveedores; asimismo, se nos presentaba la oportunidad de contribuir al florecimiento de nuestro barrio y llevar la mentalidad emprendedora  –que no es igual a la de negociante- al ecosistema empresarial que en él estaba surgiendo y desarrollándose.

Desde el inicio comenzamos a explorar y potenciar la posibilidad de alianzas entre los negocios cercanos. Algunas se concretaron, otras no se produjeron y otras se diluyeron por falta de sistematicidad y, quizás, de mayor empeño. Pero fueron pasos iniciales que a la vuelta de un año valoro como indispensables.

Creemos que aún nos falta mucho por hacer en la comunidad, aunar muchas más voluntades, vincularnos al gobierno local, ofrecer nuestra colaboración a escuelas cercanas, diseñar talleres de creación para niños… Todos estos son proyectos pendientes, sueños por cumplir, pero en un año no ha sido posible abrir tantos frentes. Hemos ido logrando las cosas de a poco, sin grandes pretensiones, sin muchos ruidos, buscando en primer lugar ganar la confianza del cliente a partir de una oferta apreciada por él, y así hemos ido aumentando las ventas y explorando nuevas líneas comerciales. Ante todo era indispensable asegurar la rentabilidad del negocio, su supervivencia, y esto no ha sido fácil, pues apostamos por ofrecer productos de calidad manteniendo los precios bajos. Pero confiamos en que seguiremos creciendo, y a medida que esto suceda podremos materializar todos esos proyectos de apoyo a la comunidad que fueron soñados desde la propia génesis de La Bombilla.

tienda La bombilla

 

4. El primer año de un negocio siempre lleva mucho esfuerzo y sacrificio para que salga adelante y perdure en el tiempo. Hace poco más de un mes celebraron su primer aniversario desde casa, ¿cuáles han sido los retos y dificultades que han tenido que superar para llegar al punto donde se encuentra hoy el negocio?

El mayor reto es el tiempo, específicamente la falta de tiempo. Siempre digo que La Bombilla es nuestro tercer hijo, pero antes tenemos otros dos a los que no queremos restarles atención ni tiempo de calidad en familia. Mantener el equilibrio entre las horas del día que se dedica al negocio y a la familia es entonces lo más difícil, porque de sobras es conocido que para que un negocio salga adelante necesita atención directa de su dueño. Entonces hemos implicado a los niños en el negocio familiar. Ellos pasan tiempo allí, juegan allí, atienden a los clientes, pero no es algo impuesto, sino natural. Es un espacio que les resulta grato, cercano y en el que se sienten como peces en el agua.

El hecho de encontrarnos alejados de los circuitos comerciales por excelencia de la ciudad, nos ha llevado a trabajar con fuerza desde el primer día en la fidelización del cliente. La Bombilla no puede darse el lujo de perder clientes. Hasta ahora hemos invertido muy poco en comunicación, pero esta ha sido pensada siempre de manera cuidadosa, sin excesos, para no prometer nada que no podamos cumplir, ni atraer una demanda que luego no podamos satisfacer. De esta forma hemos construido una comunidad de clientes asiduos, la mayoría de ellos del barrio o zonas cercanas como el Casino, Santos Suárez, Altahabana… lugares donde tampoco encuentran con facilidad el tipo de producto que nosotros vendemos. Ellos son nuestros mejores promotores: nos recomiendan a sus amigos, nos siguen en las redes sociales, dan buenas referencias, interactúan con las publicaciones y a su vez, son una parte activa en el diseño de nuevas líneas de productos, pues, muchas de las cosas que hoy tenemos en la tienda fueron hechas por primera vez a propuesta de un cliente.

 

5. En la Expoemprendimiento 8vo Aniversario del Proyecto CubaEmprende el pasado mes de mayo, La Bombilla participó como negocio expositor en el Bazar. ¿Cómo valoran la experiencia de haber sido parte de este espacio?

La Expo fue prácticamente la presentación del negocio en sociedad, al menos en el ámbito de la comunidad emprendedora de la cual ya yo formaba parte como miembro del equipo CubaEmprende, pero en la que La Bombilla no había tenido la oportunidad de lanzarse oficialmente. El momento llegó casi un año después de iniciado el negocio, pues, hasta entonces solo habíamos participado en algunos eventos de pequeño formato y de reducida convocatoria, organizados por otros negocios o proyectos, pero todo a pequeña escala y sin mucha visibilidad.

Presentar La Bombilla en un evento de CubaEmprende tuvo mucho valor para mí desde el punto de vista personal y profesional. Estaba increíblemente nerviosa, lo cual no es usual en mí, pero creo que era la presión de exponer delante de mis colegas e, incluso, emprendedores que habían sido mis alumnos en el Módulo de Marketing del Taller Emprende. Lo tenía que hacer bien sí o sí, pues es un equipo exigente que no se iba a conformar con una presentación a medias tinta.

Luego estaba el hecho de que por primera vez organizaba y a la par participaba en un evento online. Estuve todo el tiempo moviéndome entre estos dos roles y sin dudas fue bastante complejo, pero gratificante por los resultados obtenidos y las puertas abiertas desde entonces.

 

6. La Bombilla estuvo participando junto a 20 negocios expositores y ganó el premio de la Popularidad en el Bazar de la Expoemprendimiento 8vo Aniversario. ¿Qué impacto tuvo ser ganador entre tantos negocios talentosos?

El premio no lo esperábamos en lo absoluto. Precisamente porque había muchos negocios talentosos que hacen un trabajo increíble y que defendieron muy bien su propuesta en el Bazar online. Así que ganar la aceptación de los participantes y que seleccionaran a La Bombilla como el más popular del Bazar, nos llenó de profunda alegría. Fue como una palmada en el hombro de alguien a quien quieres mucho y te dice en un susurro: “lo estás haciendo bien”. Y esa sola frase, esa idea, funciona como una descarga eléctrica capaz de recargarte las pilas en un santiamén, infundiéndote fuerzas, deseos de seguir reinventándote, esforzándote, proponiendo…

 

7. En estos últimos meses, muchos han tenido que cerrar o readaptar sus negocios, ¿cómo ha sido para La Bombilla el tener que reinventarse y adaptar sus servicios ante el nuevo escenario generado por la COVID-19?

La pandemia ha sido una gran desgracia para todas las personas en todos los países del mundo. Su alto costo de vidas humanas es razón suficiente para atestiguarlo así. Eso es innegable. Sin embargo, las grandes crisis también pueden representar oportunidades de crecimiento personal, pues conducen al desarrollo de mecanismos de afrontamientos que en circunstancias normales no se hubiesen producido. Eso es lo que hemos intentado hacer: implementar acciones que en otro contexto no se nos hubieran ocurrido o no hubiéramos tenido tiempo de realizar.

El primer mes fue de pánico total, se produjo el cierre inmediato de la tienda y durante este tiempo estuvimos prácticamente sin interactuar con los clientes a través de las redes sociales… Fue un momento de bajar las fuertes cargas de trabajo que llevábamos y disfrutar de las rutinas del hogar. Lo agradecimos muchísimo porque sin dudas lo necesitábamos, pero transcurrido este tiempo inicial, habiendo procesado lo que estaba sucediendo en el país con la pandemia y asumido todas las medidas sanitarias implementadas por las autoridades, comenzamos a preocuparnos por el futuro inmediato de La Bombilla. ¿Qué pasaría con el negocio durante todo el tiempo de inactividad que en aquel entonces se avizoraba eterno? ¿Perderíamos los clientes ganados? ¿Estaríamos negándonos la oportunidad de acompañarles durante esta difícil situación?

Estas interrogantes nos llevaron a desarrollar una rápida estrategia de ventas online y atención al cliente, cuyos puntos medulares fueron: facilidades para realizar pagos electrónicos, implementación de la entrega a domicilio y atención por cita previa en la tienda, permitiendo dentro del local solo un cliente a la vez. Asimismo, fortalecimos la comunicación en las redes sociales, fundamentalmente en WhatsApp, Instagram y Facebook, al punto de que cada vez son más los clientes que nos contactan desde diferentes puntos de la ciudad e incluso el país, algunos de los cuales ya forman parte de la familia bombillera.

La cuarentena nos ha permitido pensar mucho más el negocio, replantearnos antiguas estrategias y proyectar otras nuevas. Muchas de las acciones implementadas en tiempos de COVID-19 han llegado para quedarse por un tiempo en La Bombilla.

8. Los emprendedores tenemos, de un modo u otro, un compromiso con nuestro país, con nuestra sociedad. ¿Qué aspiraciones y sueños tiene La Bombilla para contribuir al futuro de Cuba?

Fundamentalmente dos. La primera continuar fomentando la cultura del reciclaje desde la presentación de productos con alto valor estético y funcional, capaces de ganarse un lugar en la vida diaria del cubano, no por necesidad, como los abuelos que reciclaban las bolsitas de yogurt o los potes de helado, sino por elección, por la convicción de que es posible y necesario dar una segunda oportunidad a objetos que ya cumplieron su vida útil inicial. De esta manera estaremos contribuyendo a la conservación de la gran casa de todos. Lo segundo es seguir aportando al desarrollo de la cultura del servicio: como clientes hemos sido por años muy maltratados, aún lo somos, tanto en la iniciativa estatal como privada, y a veces parece que quienes sirven tienen la necesidad de desquitarse con el otro por todos los malos tratos que cargan a sus espaldas. Eso no puede suceder nunca en La Bombilla.

 

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